La UNESCO acoge con gran entusiasmo la publicación del segundo Informe Mundial del ICOMOS sobre los Monumentos y Sitios en Peligro, que ilustra la excelente cooperación de ambas organizaciones y el objetivo común que comparten en favor de la protección del patrimonio cultural en el mundo entero. Esta obra reviste una importancia particular pues señala los peligros que amenazan al patrimonio de varios países, y participa en la promoción de las medidas que deben tomarse para eliminar dichos peligros o disminuir sus efectos. Complementario a la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro de la UNESCO, el nuevo Informe acepta este reto que afecta la casi totalidad de los países, y no sólo aquellos en que los riesgos alcanzan proporciones considerables. La diversidad de las causas - guerras, cambios climáticos, contaminación atmosférica, sismos, proyectos de ordenación territorial o dificultades económicas - obligan a las sociedades a luchar incansablemente para salvaguardar su patrimonio. Aunque sólo sea por la falta de mantenimiento, numerosos edificios y sitios históricos se deterioran, y si no se toman las debidas precauciones, las pérdidas generadas pueden resultar tan dramáticas como si hubieran sido causadas por un sismo. Entre las últimas grandes catástrofes, cabe citar el terremoto de Gujarat (India), la destrucción del casco viejo de Dubrovnik (Croacia) y la del puente de Mostar (Bosnia Herzegovina).

Particularmente dolorosa fue la destrucción voluntaria de los Budas de Bamiyan, joya del arte Ghandara de Afganistán, pese a las protestas y a la oposición manifestadas en el mundo entero por las mayores autoridades religiosas del Islam. Es nuestro deber salvar el patrimonio cultural afgano, sin desdeñar los tesoros no islámicos de este país.

Estoy convencido de que la iniciativa del ICOMOS ayudará la causa del Patrimonio en Peligro gracias a su acción internacional, a la vez teórica, práctica y educativa. La UNESCO estimula no sólo a los expertos, activamente implicados en la protección del patrimonio, sino también a las comunidades y a los particulares para que sostengan este programa y pongan en obra métodos eficaces destinados a prevenir y a impedir la pérdida de nuestro patrimonio.

Mounir Bouchenaki
Subdirector General para la Cultura